Economía del conocimiento en Perú: la educación es la clave para superar la escasez de talentos peruanos STEM
Según el Banco Mundial, para 2025 se crearán 149 millones de nuevos empleos en el sector tecnológico. Por su parte, la UNESCO sostiene que en 2050 el 75% de los empleos estarán relacionados con el campo de las STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). Mientras tanto, más del 90% de los jóvenes latinoamericanos entre 18 y 24 años coinciden en que existen barreras para que los estudiantes sigan una educación STEM. Así lo muestra “El Estado de la Ciencia en el Mundo”, una investigación realizada por 3M, donde se explora las actitudes globales hacia la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.
La demanda de profesionales STEM crece a pasos agigantados y si algo le faltaba a esta tendencia que ya pedía a gritos mejoras y profundización de los aprendizajes e inversión en más y nuevos programas para capacitar actuales y próximas generaciones de talentos digitales, era la irrupción de la pandemia. El COVID-19 puso en relieve algo que ya era evidente, la escasez de profesionales STEM en el mercado laboral es uno de los grandes desafíos que tiene el sector público y privado de la región.
La totalidad de los países de Latinoamérica presentan problemas para cubrir la gran demanda de talentos digitales –tanto del ámbito privado como del sector público-. El pasado año, el estudio “Talento TI” llevado a cabo por PageGroup, evidenció que la escasez en la oferta de perfiles digitales en Latinoamérica ya era del 48%, mientras que en paralelo, la industria de TI en la región sigue creciendo, durante 2021 lo hizo en un 7,7%.
El informe de PageGroup señala que en los últimos años Latinoamérica ha representado un importante suministro de talento STEM para Estados Unidos y Europa entre otros, debido a los bajos costos de mano de obra que representan para las empresas que se encuentran en estas zonas de influencia. El aumento exponencial de la demanda de profesionales STEM se aceleró con la pandemia; necesidad que no podrá ser cubierta a corto plazo, teniendo en cuenta que el número de egresados de carreras STEM al año, en Latinoamérica, se encuentra muy por debajo de la demanda actual: Colombia ocupa un cómodo cuarto lugar con el 34%, en comparación con el mejor de la región Chile que registra un 45%; cerquita se ubican México con el 42% y Argentina con el 41%.
La escasez de profesionales especializados en las áreas de STEM puede traer una serie de consecuencias negativas a mediano y largo plazo: la disminución de la competitividad; las persistentes disparidades socioeconómicas; la desaceleración de la innovación y transformación digital; la posibilidad de una ampliación de la brecha digital, habilidades y competencias digitales; la profundización de la brecha de género en las carreras STEM; el estancamiento del PBI mundial y regional en pocos años, entre otros. Durante el último Foro Económico Mundial, especialistas en economía coincidieron que si se logra cubrir la demanda del mercado laboral STEM, el PIB mundial podría aumentar en 11,5 billones de dólares para 2028.
La clave está en fomentar las vocaciones STEM desde edades tempranas
Cada vez son más las iniciativas en toda la región que buscan llevar a los jóvenes del último año del secundario o que comienzan a cursar estudios universitarios, al campo de las carreras STEM. Pero estos esfuerzos de las diferentes gestiones públicas y privadas de los países, no parecen ser suficientes. La realidad es que las vocaciones se forman desde edades tempranas, en el período inicial y primario de la escuela, y en los hogares a través del involucramiento y participación de la familia en los primeros pasos del aprendizaje de los niños y niñas.
“Es importante generar conciencia sobre la importancia de fortalecer la enseñanza de las ciencias duras en los jóvenes, porque en ellas está la clave del presente y futuro de la humanidad. El desarrollo de las habilidades STEM debe ser tema de agenda permanente, ya que se necesita buscar nuevas formas de aprendizaje, que acerquen a los niños, niñas y adolescentes a los números, desde otro lugar más atractivo y divertido”, comenta Nicolás Schenquerman, Regional Manager de Matific para Latinoamérica.
La educación STEM juega un papel muy importante mostrando la ciencia, la tecnología, la ingeniería y la matemática como parte del mundo que habitamos, es hora de integrarlas y volverlas más asequibles y amigables, buscando que desde pequeños conecten con la vocación en estas especializaciones, logrando que puedan introducir esos conocimientos en la vida real, con los problemas cotidianos. Es el momento que la tecnología, que ya forma parte del día a día de pequeños y grandes, cumpla una función útil y creadora en las diferentes etapas de crecimiento de las personas y en la evolución de las sociedades.
“La demanda de profesionales con perfiles STEM es altísima, por esta razón las escuelas entienden la importancia de incorporar a sus aulas situaciones de la vida real que conecten estas áreas entre sí. La educación STEM es un enfoque interdisciplinario que fomenta que los estudiantes/alumnos sean creativos, innoven, investiguen y trabajen de manera colaborativa", sostiene Nicolás Falus, Business Development Manager Matific.
Jugando se puede descubrir y desarrollar la vocación
El empleo de técnicas propias de los juegos con el fin de mejorar los resultados del proceso de enseñanza-aprendizaje es una de las tendencias educativas más consolidadas en los últimos años. Desde antes de la pandemia ya existían algunas herramientas tecnológicas que facilitaban el aprendizaje, no obstante, durante esta crisis sanitaria se han popularizado y cada vez más alumnos y docentes utilizan la gamificación aplicada en matemática.
“La incorporación del juego, por ejemplo, en las matemáticas, mejora la interacción de los alumnos con los números; ayuda a los profesores y docentes a identificar rápidamente las dificultades más comunes en su clase; invita a la familia a participar en el proceso de aprendizaje de los niños y niñas de una forma más didáctica y divertida; y sirve de apoyo al diseño y actualización de los programas educativos que todos los años ponen en marcha los gobiernos, a través de sus ministerios y secretarías de educación”, agrega Nicolás Schenquerman.
Por su parte, Nicolás Falus agrega: “Desde Matific consideramos que aportamos la (M) de STEM. Actualmente en proyectos educativos se suele hacer foco en la Tecnología (T) y en la Ingeniería (E), por ejemplo con proyectos de robótica y se deja de lado la (M) de Matemática. Sin la M de matemática STEM no está completo, es por ello que es importante que desde lo público y privado se trabaje en conjunto invirtiendo tiempo y dinero en (M)”.
La gamificación aplicada desde edades tempranas muy rápidamente está siendo incorporada a los sistemas pedagógicos, sea de modalidad presencial o a distancia, sea online como offline. De a poco se va erradicando la grieta sobre educación formal e informal o el valor del juego como parte del aprendizaje, o la utilización de la tecnología como medio complementario en el proceso pedagógico de los diferentes programas educativos de Latinoamérica.
“La plataforma de Matific pone a los estudiantes en el centro de la escena, motivándolos a crear y ser agentes del cambio. Incentiva el pensamiento crítico, la creatividad y la exploración, la perseverancia en tiempo real, y habilita el error como parte importante del aprendizaje. Los niños y niñas aprenden jugando, y lo hacen experimentando a través de episodios compatibles con la vida real”, concluye Falus.
Para empezar a solucionar el déficit de profesionales especializados en STEM, hay que invertir en el diseño de una experiencia educativa bajo el enfoque STEM. Contar con el compromiso de todos los actores del ecosistema educativo es clave para la toma de conciencia y generación de buenas prácticas que busquen desarrollar las vocaciones STEM desde edades tempranas. “Luego de algunos años la evidencia muestra el desarrollo de habilidades como el pensamiento crítico, la creatividad, la curiosidad y la toma de decisiones responsables en su vida profesional pero también personal. Todas estas son habilidades claves para formar a la ciudadanía del SXXI, que pueda liderar un mundo que busque el bienestar general y no el beneficio particular; un mundo donde la brecha digital y de género en las carreras STEM deje de ser noticia”, remarca Schenquerman.