Tecnología que cambia vidas y transforma sociedades / Por: Karla Blanco, de Intel

Karla Blanco IntelLima, Perú de Febrero de 2014 – Las mujeres interactúan con la tecnología por razones diferentes y de maneras distintas. Con un mayor manejo de la tecnología, las mujeres conquistan el poder de transformar su vida, la de sus familiares, de la comunidad y la de su entorno. Mujeres y niñas son dueñas del llamado efecto multiplicador, es decir, tienen habilidades natas para que más personas tengan el mismo acceso al conocimiento que ellas reciben. Además, cuando son madres, sus hijos tienen más probabilidades de terminar sus estudios y tener una mejor calidad de vida y salud, ya que ellas serán incentivadoras e inspiradoras del conocimiento y de buenas prácticas cotidianas.


           Como prueba, entre 2000 y 2010 la renta de  las mujeres en América Latina y el Caribe creció y contribuyó a una reducción del 30 % de la  pobreza extrema, según datos del Informe sobre el desarrollo mundial 2012: Igualdad de género y desarrollo, del Banco Mundial. Según el estudio, las mujeres empresarias ofrecen similares beneficios económicos a sus países y familia.


Más que en cualquier otro lugar del mundo, las mujeres latinoamericanas están empezando actividades empresariales, pues identifican nuevas oportunidades en sus países, según el estudio del Banco Interamericano de Desarrollo. A medida que más mujeres de la región se han convertido en la fuerza activa de trabajo en las últimas dos décadas,  economías nacionales se han expandido. Las mujeres ya lideran  el 23% de las pequeñas empresas de la región, pero sólo el 9% de las grandes. Por eso, ellas son una parte clave en los negocios de muchas empresas, siendo tema principal para la implementación de programas sociales y políticos.

 

Existen muchos casos exitosos de niñas y mujeres que cambiaron sus vidas y la de sus familiares con el acceso a la tecnología y a la educación en los países de América Latina. Como el caso de la emprendedora peruana, Dany Cárdenas Valles, dueña de un negocio de disfraces reciclados. Para ella, aprender a manejar una computadora y otras tecnologías fue fundamental para mejorar y dejar más productivo su negocio. Dany fue una de las peruanas que tuvo la oportunidad de participar del programa Intel Aprender, y así adquirir nuevos conocimientos. Antes del programa, Dany no sabía cómo prender una PC. Ahora, ya consigue navegar en internet y buscar mejores opciones para su negocio.


Otra mujer que tuvo un cambio positivo en su vida  gracias al uso de la tecnología, fue la docente mexicana Ana Laura Vera. Ana Laura conoció el Intel Aprender en 2004, cuando empezó a trabajar en el Centro Comunitario de Yucatán, México, donde hoy es encargada. Desde del inicio del programa, Ana Laura reorganizó su vida y pudo continuar los estudios, estando hoy a dos meses de graduarse como docente. El programa permitió que ella aprendiese más de su entorno y entendiera que la tecnología es una herramienta muy importante e indispensable para la vida de todos. Hoy, sus alumnos y los padres de familia están muy satisfechos de lo que sus hijos han aprendido, ya que esto les da mayores oportunidades de salir adelante y ser mejores estudiantes.


Para la colombiana Ana Puentes, poder ingresar en un curso, no sólo le dio una oportunidad profesional, sino que también cambió su vida y la de su familia por completo. Ana Puentes trabajó durante 10 años en el centro de recolección de residuos de Navarro, en Cali y  no conseguía administrar el dinero que recibía de la venta y compra de artículos de reciclaje. Cuando el centro cerró, su vida cambió porque no recibía ingresos para sostener a su familia. Buscando mejores oportunidades, supo de un curso de informática, apoyado por la Fundación Carvajal, que utiliza la metodología Intel Aprender. Después de pasar por el curso de Intel Aprender, Ana Puentes aprendió a escribir, leer, a sumar y a restar. También aprendió a manejar Excel, y con esta herramienta organizó, digitó y sistematizó todos los registros de Ecofuturo, la entidad de la cual hoy es directora. Gracias al uso de la tecnología, ella ha conseguido mayor estabilidad económica y ha cambiado no sólo su vida, sino también la de su familia y la de muchas mujeres que trabajaron y trabajan junto a ella.


Participar de un programa de Intel en Costa Rica hizo que Marielos Moreno y su hijo Gerardo, un joven con discapacidad, aprendiesen cómo manejar una computadora y otros aparatos tecnológicos. Voluntarios de Intel en colaboración con Visión Mundial impartieron cursos básicos de uso de la tecnología a un grupo de mujeres emprendedoras de Siquirres, Limón. Muchas de estas personas jamás en su vida habían manipulado una computadora o dispositivo tecnológico, por lo que el reto para los voluntarios internacionales de Intel fue empezar la enseñanza desde cero. Marielos y otras señoras temían sentarse frente a una computadora y manipularla sola, además, del miedo, su hijo no sabía leer y ni escribir. Pero nada impidió que los dos ganasen más confianza en ellos mismos y pudiesen aprender mucho. Ahora, Marielos siente mayor confianza para aprender más e incorporar la tecnología en su rutina y mejorar tanto su lado profesional, como personal.


             Son muchos los proyectos que en colaboración con Gobiernos y ONGs de América Latina se brindan a las mujeres para que puedan acceder a nuevas oportunidades, utilizando la tecnología como un medio para que pueda contribuir con su desarrollo personal y laboral. Estos programas ofrecen mejores condiciones de crecimiento, autoestima y dignidad a través del conocimiento, del respeto y de la educación, transformando así a cada mujer y su entorno.


            Que este ocho de marzo podamos recordar todos los logros que las mujeres conquistaron a lo largo de los años y compartir los excelentes resultados obtenidos. Además, creemos importante siempre invertir y pensar en ellas, para poco a poco transformar positivamente el mundo. ¡Es en esto que creemos y es para esto que trabajamos!